miércoles, 9 de noviembre de 2011

TeTeBA ES ALGO ASÍ COMO UN TEATRO DE CAMPESINOS (con motivo de las vísperas de la Última Función de “LA GUERRA DE LAS GUERRAS”)






















TeTeBA es algo así como un teatro de ‘campesinos’, quiero decir, hecho por gente común. Su estatuto de artistas lo asumen en el mismo acto de convertirse, de fusionarse. Son gente común que desea y es consciente de su deseo, deposita su confianza en el armado colectivo de un encadenamiento de vericuetos más o menos complejos, a través de los cuales además suelta suficiente adrenalina como para hacer de su aventura una huella indeleble. Y también juegan con el propósito encubierto o no de invitar a los asistentes a volverse cómplices, en relación con el efecto que causa lo que hacen y con la mirada que proyectan sobre las cosas.


Ya el Conde de Lautreamont revolucionó el sentido del arte cuando escribió durante su escueta vida (apareció muerto en una pensión parisina a los 24 años) LA POESÍA DEBE SER HECHA POR TODOS. Y así fue, las juventudes de principio de Siglo XX tomaron al pie de la letra su dictamen y fundaron cuanta vanguardia se haya erigido como paradigma de un mundo que ya no volvería a ser el mismo.


TeTeBa cuenta con integrantes archiprofesionales y con otros archiprincipiantes, pero todos dispuestos a navegar en aguas sinceras, lo cual no necesariamente representa una equivalencia exacta con la sinceridad de lo que cuentan, ya que eso está supeditado a las respuestas que emitan sus herramientas mejor o todavía no tan entrenadas. Se sabe que van hacia la perfección, se detecta eso sencillamente en su accionar, en sus modos de conectarse, en la disciplina que funda sus atenciones y solicitudes. El que acude a ellos acepta la invitación y juntos penetran el paño de la realidad que se ha tendido como entramado propicio para la compulsa. Y entre todos construyen un palacio inmarcesible, una frontera única, una cosmovisión que perdurará. Todos son uno y sin embargo resuenan las voces y los estallidos y las dulzuras incontenibles. Y la estela de sus movimientos no deja resquicio a las conciencias que sirven de testigo, y la melodía que los envuelve compone una sinfonía capaz de avivar cualquier fuego: casi se diría que brota música de sus pies levemente apoyados en el piso o de sus palmas sobrevolando la contienda.


TeTeBA no selecciona, no hace castings. Un grupo de personas con encanto se acerca a sus huestes y termina corroborando con cada paso que da que su pertenencia a TeTeBA estaba sellada desde el mismísimo momento que éste empezó a existir, y no por cuestión de destinos o de trazados mágicos, sino por la simple ecuación de que ellos son TeTeBA, un teatro empeñado en albergar a nobles espíritus que intentan crecer dentro de su caja contenedora y explotar hacia un exterior que promete poseerlos como ellos a él. Es un pacto de posesiones. Y de entregas. Y fruto de una convicción que tampoco se tenía antes de entrar, pero que paulatinamente se torna un impulso irresistible porque quien se halla no deja de pertenecerse. Ser de TeTeBA no es hacer causa común con una logia de individuos que se creen algo: justamente, como no se creen nada, es que logran SER.



TeTeBA es nuestra Estética, nuestra Pedagogía y nuestra Ideología: esto quiere decir, 1- un tratamiento teatral consistente en proporcionar marcos estructurales a lo largo de los cuales moverse e interactuar, con conflictos desatados a los que atenerse y con desarrollos pautados que marcan el camino, lo despliegan y lo concluyen; 2- una escolástica en donde se aprende a ‘vivenciar’ sucesos y a aprovechar todo aquello que el instrumento esté en condiciones de ofrecer para afrontarlos, tratando a la vez de amplificar lo más posible su campo de facultades y aptitudes; 3- un producto artístico que integra, que lima diferencias, que aproxima posibilidades, que se inmiscuye en aguas profundas, que se precia tanto de tribuna como de altar, que sustenta que la libertad de expresarnos se logra gracias a las libertades ajenas, y esto implica consideración del otro y de las circunstancias generales con las que cada versatilidad se involucra.


Y antes y después TeTeBA es un Premio a la Confianza que todos los que allí aleteamos nos ofrendamos unos a otros, incluidos los alientos recíprocos para que no se reniegue siquiera de sueños, fantasmas o dioses. De todo aprendemos y aprendemos de todo. POR ESO ESTÁ ABIERTO A QUIEN SE PLANTEE UNA EXPERIENCIA PROFUNDA Y POTENTE. Dispuesto a ‘trabajar la tierra con sus manos’. Sea alumno o egresado terciario, o no lo sea. Se trata sólo de una característica, pero el espíritu no se etiqueta. Lo sabemos. Lo refrendamos. Y también es nuestra BÚSQUEDA: el SABER; digo, aquello que se SABE CON TODO EL CUERPO Y MÁS, la comprensión del mundo, de los otros, la sabiduría de los más simple y de lo peor de enrevesado, desde horas de análisis y ejercitación hasta instantes sagrados de actitud, contemplación y reconocimiento propio, de los que acompañan o se cruzan, y de la realidad -ESTIMÁNDOLA SIEMPRE AÚN MOLDEABLE y seguros del valor que eso nos presta y la medida en que nos responsabiliza ‘mostrar’ tal construcción.



Eso sí, TeTeBA es ABSOLUTAMENTE IRREVERENTE: aniquila discursos en su afán de reconstruirlos, no hace caso a estilos o filigranas, arremete eclécticamente contra los clichés –sean clásicos o de cualquier índole-, no se atiene a formas o purismos, no se rebaja a considerar que hay un exclusivo modo de hacer algo, no concede lo que seria esperable. Allí le ponemos música a la respiración y respiración a la música: cualquier cosa puede sonar pero a la vez cualquier cosa puede ser síntoma de quietud, expectación o suspenso.


Y no por ello deja de adorar la metáfora y la poesía, el canto y la grandilocuencia, la vía indirecta tanto como el peso a tierra más estentóreo. No se trata de ser caprichosos o rebeldes sin causa. Quizá sea porque nos interesan los asuntos de envergadura, y ellos (a través de grandes textos o por tratamientos de grandes cuestiones) resisten, son elásticos, no sufren si se les quita una coma, no se acallan si se los aggiorna, no se amilanan si se establecen comparaciones: se regodean en el paradigma, se fortalecen en el paralelo, se intensifican al incrustarse en la mirada personal de cada quien.


Nuestro más reciente espectáculo, ‘La guerra de las guerras’, es ejemplar en tal sentido: allí los dioses toman mate, se mezcla la mitología explicativa con la señal de la cruz, se le efectúa sin dudarlo el homenaje anual a Jackson rozando ‘Thriller’, se ejecuta en vivo con piano eléctrico una versión de ‘Puente sobre aguas turbulentas’ para que Juno entone un texto en prosa con esa melodía… A propósito, sólo Apolo mantiene la versión griega de su nombre –los demás dioses están atravesados por la latinidad-, haciendo gala, como su postrer herencia para occidente, de la pulcritud, la sobriedad y la precisión de la línea. Todo lo demás recibido es la truculencia, la aspereza, la voracidad. Y no renegamos de ello en TeTeBA. No lo habíamos hecho tampoco a lo largo de nuestros casi treinta montajes anteriores. ¿Qué se esperaba si no de un organismo que existe por el uniquísimo motivo de su amor al objeto de expresión, a lo comunicable, al decir comprometido, al espacio eternamente en formación, al experimento y a la técnica digna de ser aprendida, al color pero también a la oscuridad, al griterío pero asociándose siempre con la pausa, con el silencio, con la espera, a poder investigar y a poder DECIDIR?


Nos subyuga ser meticulosos en lo que hacemos, aunque sin ataduras, sin tener por qué responder a postor de turno que dictamine cuánto pagar por un título, un tema o una palabragesto. Nos ponemos precio y permanecemos sin término en oferta. ¡Tanto se puede –y se debe- creer en aquello en lo que uno se embarca! El viaje emprendido con rigor es la mejor manera de sentir que se zarpa por primera vez. Que todos los que han hecho han zarpado por primera vez a cada instante, y no querer ser menos.




PS: Gracias al blog del TUBA (arielquirogatuba.blogspot.com) porque acusara que le hayamos llegado a suscitar una aproximación; reiteramos nuestro deseo de dedicar a aquella Aventura Irrepetible lo que resta de ‘La guerra de las guerras’ (mínimamente su Última Función 2011, la de este sábado 12 de noviembre, en nuestra Sede, a las 18)




Gustavo Manzanal, director de TeTeBA